Respetando a los demás. Por Josefina Zuain


RESPETANDO A LOS DEMÁS 

Intervención urbana, subversión amparada

Luis encontró un símbolo de prohibición en la autopista que define el perímetro de la Ciudad de Buenos Aires. Dicho cartel le dijo a Luis: NO PINTE, RESPETE A LOS DEMÁS, categoría que él encontró restrictivamente injusta. Adoptó este símbolo con el propósito de redefinirlo, lo copió y lo pintó sobre algunos grafittis que seleccionó en La Paternal, Luis ampara su actividad en el marco de la prohibición, pero sus pinturas se alinean con ideas respecto de “lo artístico”, emergen de otras pinturas y son del color original de las paredes en donde el artista las encuentra. El cartel de prohibición de Luis es como si estuviera extrayendo parcialmente aquellas “irrespetuosas” pintadas callejeras, pero sobre todo es una pintada más.

Políticas privatizadoras // Disponibilidad del Espacio Público //
Historia de la Pintura

Luis trabaja con el discurso de la pintura haciendo del acto de pintar un acto de habla. Reutilizando la señalización diseñada por el gobierno para determinar la imposibilidad de establecer en determinados soportes las expresiones instantáneas que los grafiteros defienden como campo de comunicación, Luis invierte las relaciones de poder que este tipo de determinaciones encierran, porque ellas mismas son actos de habla pictóricos. Allí donde se dice que está prohibido pintar, se lo dice pintando y es esta paradoja la que el artista inserta en el debate acerca de las posibilidades de accionar libremente en el espacio público. Esta insignia, pintada por alguien contratado para este fin, exige a los demás que no realicen esa misma acción en este espacio, de modo que una marca primera determina la imposibilidad de ser de toda marca secundaria y en potencia.
Luis trabaja con este círculo vicioso, deconstruyendo el discurso político y las restricciones legales que supuestamente se plantean como política por la neutralidad, pero en verdad tienen una pretensión ideológica determinante. No pintar, porque eso es una falta de respeto a los demás, divide a la sociedad entre los irrespetuosos y los respetables, estableciendo una jerarquía de relación basada en la noción de mayoría (típico del discurso “democrático”). Respetar a los demás es no realizar un acto de comunicación tan simple como pintar el propio espacio público, porque en teoría los demás son muchos más que los irrespetuosos grafiteros que pareciera que inundan de mal gusto la ciudad.
Dicho desde una perspectiva ingenua, evidentemente, para los políticos que trabajan en planificación urbana, es mucho más estético, plasmar millares de carteles de prohibición que leer cada tanto inscripciones como “Tito Te Amo”o “Luca Not Dead”. Ahora, visto desde una perspectiva pro-acción-intervención y apropiación del propio espacio público, los políticos dan cuenta, por medio de su prohibición del poder real que las pintadas callejeras encierran per se y esta prohibición es un método coercitivo de control y denuncia en pos del silenciamiento del pensamiento individual, autónomo y creativo. La prohibición, entonces, no es una propuesta para mejorar la convivencia, es un método de control enmascarado en el discurso del respeto a una mayoría imaginaria  y muy probablemente inexistente.


*Texto incluido en la documentación de PAPO 2012 Discurso. Paternal Arte y Política. Paginas 26 y 27. Catálogo presentado el 21 de septiembre de 2013 en LPEP 
Catálogo completo: http://es.scribd.com/doc/169844716/Papo-2012